sentír como hacía mucho que no sucedía la rabia del desconcierto. escuchar repeticiones: ¡¿qué no me quieres?! te odio, ¡¿qué me amas!?, te desprecio, sucediéndose una tras otra, ordenadas por pases, recaídas de papeles, que se van descubriendo, desvelando otra vez, sabemos que lo que creíamos vivir no eran más que burdas interpretaciones, guión hartos de leer, siempre forzados a imaginar que es por vez primera.
mentiras, – tengo el corazón rebosante de dudas Mia, – me revuelvo, grito, reviento un televisor contra el suelo y dejo que se claven las astillas por mi espalda, desnuda, redención que no llega, miro unas piernas, son bonitas ¿a caso es por ahí la salida?, no veo ninguna luz, me descubren, me enconojo, me sonrojo, crezco y me palidezco, cambio de color tan rápida que nadie puede estar cerca de mi, todo está encharcado.
cerebros, devorados, al final no quedará otra cosa que el pasto de tus mandíbulas, deglutido, a medio digerir por tu saliva, hedor.
corazón, ya hace tiempo que se hicieron con él unos buenos embutidos, ahora uso uno de una casa sueca, fabricado en serie, auténtico titanio.
guión, odio reconocer los párrafos, me asusta pensar que sé que va a ocurrir mañana.
sueño, vuelvan a gritar en mi oído por las noches.
textos, por todas partes.
avueltasyarizos 